GUARRADA

guarrada. (De guarro1). 1. f. Porquería, suciedad, inmundicia. 2. f. Acción sucia e indecente. 3. f. coloq. Mala pasada. Real Academia Española

miércoles, 14 de junio de 2017

Ruiz-Mateos detrás de la caída del Banco Popular- Entrevista


De la época.1983. Ruiz-Mateos acusa a Luis Valls Taberner, presidente del Banco Popular, de estar detrás del expolio de Rumasa.

http://ramblalibre.com/2017/06/14/10190/

Ignacio Fernández Candela: “Ruiz Mateos ha culminado su justicia con el Banco Popular”



Enrique de Diego

Todo lo que viene a continuación es inédito, revelaciones del más alto nivel realizadas por Ignacio Fernández Candela, portavoz de José María Ruiz Mateos en su última etapa, confidente y amigo. Dos luchadores unidos frente a las tribulaciones y los imponderables. Es sabido que José María Ruiz Mateos culpaba a Luis Valls Taberner de su desgracia, de la expropiación de Rumasa, de haber participado en la conspiración. El Banco Popular, que entonces figuraba como el mejor gestionado, hoy ha pasado a ser el despojo entregado al Banco Santander por un euro (y 7.000 millones de deuda). El relato que surge de la entrevista es apasionante:

– La venta del Banco Popular por un euro al Santander, ¿podría interpretarse como una venganza póstuma de D. José María Ruiz Mateos?
Seguro que sorprenderá esta pregunta que formula usted, D. Enrique.  ¿Qué tiene que ver el fallecido en el 2015 D. José María Ruiz-Mateos con la quiebra del Banco Popular ahora? Yo  respondo como testigo y, si me permite la expresión,  precursor de su justicia… que todo. Y paso a explicar aquellos años últimos de su vida, cuando cada día era una batalla de alto nivel por pagar a los inversores a espaldas del mundo que le daba por terminado.
Un día le pregunté por qué salió a atender a la Prensa sin tomar su medicación, cuando públicamente ofreció una imagen extrema de su enfermedad de Parkinson que era radicalmente  menos visible con el tratamiento periódico y en la relación cotidiana que manteníamos trabajando por las soluciones con un lobby patrimonial extranjero. Me respondió: “que se lo crean, Nacho”. Y tras esa cortina de la dolencia observaba el verdadero Ruiz-Mateos que fingía, hasta delante de la familia, cuando creían que su declive era inminente. El Parkinson entonces se manifestaba como el Guadiana: unas veces visible y otras no;  pero para constatarlo había que permanecer a su lado. No fue así unos años después, al ser ya el proceso irreversible.
Antes todavía estaba en pie aun luchando él y yo en las trincheras de lo público y privado. En la agenda tuvimos varias reuniones secretas que  facilité con presidencias de bancos. Ni sus hijos se enteraron. Una de ellas fue con la entidad dirigida entonces por Ángel Ron; en esta ocasión nos acompañó su hija Begoña, no así
en las sucesivas.



Luis Valls Taberner. /Foto: luisvallstaberner.com.
Nunca fue una persona vengativa pero sí poseía un sentido rígido, disciplinar y determinante de la Justicia que a él se le había negado toda la vida. En ese sentido sí es responsable de actuar en el momento preciso contra el Banco Popular cuando se jugaba su prestigio y solvencia. Ese momento preciso fue objeto de acciones decisivas en el 2012, cuyas consecuencias han llegado en el 2017. En efecto, Luis Valls Taberner debe de estar revolviéndose en la tumba, como vaticiné al entonces Director de Presidencia del Banco Popular, con esta quiebra de un banco fundado en 1926 y que fue uno de los grandes beneficiados que se repartieron las 23 entidades financieras de D. José María y sus 1.000 sucursales, además de sus lucrativas empresas.
Ruiz-Mateos ha culminado su justicia con el Banco Popular. Esa es la verdad oculta en esta ocasión. Poco se imagina nadie-ni profesionales de banca ni algunos medios de comunicación tan desinformados- cuál es el detonante de esta quiebra, por otro lado canallesca que ha sido llevada con alevoso oscurantismo hasta dar el hachazo de la ruina a sus 300.000 pequeños accionistas. Una estafa legal con rúbrica de organismos oficiales que han provocado un valor cero a la acción. Como dice el aforismo: “hecha la ley, hecha la trampa”.
  
Una estrategia financiera  que requiriendo confianza encontró la amenaza de un escándalo que podría provocar dar publicidad a las cartas personales de Luis Valls Taberner; las que implicaban al Banco Popular en aquellos tiempos del expolio de Rumasa. Lo cierto es que si la corrupción jurídica sentenciaba valor cero al patrimonio, en esferas internacionales y con la  perspectiva de litigio en tribunales fuera de España  los derechos de cesión  estaban valorados en más de 8.000 millones de euros en justiprecio y 18.000 millones de euros en retasaciones. Una perspectiva poderosa de confrontación jurídica que constituía una inconveniencia para cualquier gran banco que fuera a relacionarse con el Popular en esa ampliación de capital in extremis.
Además, paradójicamente, varios de los principales bancos que pretendían cumplir con la ampliación de capital, estaban en contacto con nosotros por la realización de una Trading Count multimillonaria, con aval de los derechos de cesión por valor de 2.000 millones de euros. En consecuencia, se sabía en los círculos financieros internacionales del serio trabajo que se estaba realizando precisamente con esos bancos, incompatibles con el escándalo y la obligada discreción de una operación de ese calado. Aquello debió de producir un efecto dominó que obligó a acudir a pequeños accionistas, insuficientes para el ambicioso plan de regeneración y que ante el fracaso del plan han dejado en la más ruin estacada.
  Qué poco imagina nadie lo sucedido tras las paredes de Alondra, 2, en los últimos años de su vida donde permaneció firme  en su despacho en tanto su enfermedad degenerativa se lo permitió.
– ¿Cómo José María Ruiz Mateos trató de dificultar la ampliación de capitales del Banco Popular? ¿Nos lo puede contar?
  Nunca paraba de cavilar sobre posibles soluciones al pago de los inversores. Tanto es así que frecuentemente me llamaba de madrugada para que fuera a trabajar la idea con él. “Vente, vente , que te va gustar lo que he pensado”, exclamaba por el móvil.
  Una mañana temprana,  nada más ir a saludarle a su despacho, me dijo que había que buscar una posición negociadora con el Banco Popular, dado que estaba en una situación delicada intentando una ampliación de capital.  Él lo vio como una oportunidad de justicia para conseguir que un beneficiado de la expropiación facilitara una operación que permitiera pagar a los inversores. El intento de negociación fue infructuoso.
 ¿Cómo se sembró lo que ha constituido la caída del Banco Popular, D. Enrique? Fácil: D. José María se aseguró de que en el 2012 ningún gran banco acudiera a la ampliación de capital. Bastaron unas misivas enviadas a cada presidente de los bancos que se interesaban en esa ampliación de capital anunciada a bombo y platillo por el Banco Popular. Conocedor de que se trataba del banco de la institución religiosa que le había traicionado,  encontró la oportunidad de resolver el drama de los inversores a cargo de sus enemigos declarados; enemigos que siempre denunció públicamente. Era una vertiente más de trabajo junto a otros emprendidos con ese único fin que lo mantenía vivo y alerta.
  La ampliación iba a estar liderada por Deutsche Bank, Banco de Santander, Bofa Merril Lynch, JP Morgan y UBS Investment Bank, que actuarían como Coordinadores Globales y Joint Book runners. El sindicato de bancos aseguradores se completaba con Barclays, BNP, Paribas, HSBC, Morgan Stanley, Société Générale, y Mediobanca que actuarían como Joint Bookrunners y con BBVA, Crédit Mutuel (joint Lead Managers), KBW y JB Capital que actuarían como Co-managers. Todos fueron informados con entrega en mano de la intención de justicia pública que legítimamente reivindicaba el empresario. Un jarro de agua fría para el optimismo hasta entonces confiado de las entidades.
  Con cada carta se remitió un CD que contenía un libro inédito, datado en  1985,  de preguntas y respuestas donde se exponía en carne viva, con todo tipo de detalles y documentos, las implicaciones de cada cual en la expropiación demostradamente delictiva; pues, recordemos,  D. José María fue exculpado de toda imputación en 1996 y se dictaron sendos autos del Tribunal Supremo en 1999  que  instaban a la devolución de su patrimonio, a falta de una consolidación de balances que nunca se produjo, ni hubo intención de calcular.
  ¿Ampliación de capital de un Banco Popular con problemas que antes se había apropiado, como otros,  de su patrimonio financiero y empresarial? La venganza es un plato que se come frío, dice un proverbio, D. Enrique; en este caso D. José María solo vio una ocasión para responder por los tomadores de pagarés de Nueva Rumasa con el único empeño de abonarles lo adeudado. Una oportunidad para adoptar una posición negociadora, dado el importante cariz de la operación que se disponía a abordar el Popular.
– ¿Cómo surgió la oportunidad para reunirse D. José María y Usted con la cúpula directiva del Banco Popular?
  Un día salimos a pasear fuera de Alondra, 2 D. José María, Begoña y yo-pues temía que alguien hubiese puesto micrófonos por la casa-y se me comunicó que contactara con la Secretaria de Presidencia del banco para conseguir ser recibidos por D. Ángel Ron. Llevaba meses realizando un trabajo de documentación con cientos de cartas personales de D. José María y documentos que probaban la implicación de Valls Taberner en el engaño que le llevó traicioneramente a la expropiación; tal y como había denunciado siempre el empresario.
 Aquella reunión en la sede del Banco Popular la conseguí después de dirigirme a la adjunta a Secretaria de Presidencia y a la propia Secretaria como director de comunicaciones y portavoz de D. José María, e informarla  del minucioso y extenso trabajo de documentación realizado que comprometía al banco en un momento crucial,  como era una ampliación de capital.  Accedieron a reunirse si bien anuncié por sorpresa que iría acompañado de D. José María por interés de las dos partes.
– ¿Qué sucedió en aquellas reuniones de D. José María y Usted con la Presidencia del Banco Popular?
 
 Previamente Begoña y yo tuvimos una toma de contacto donde se nos informó que el banco ya había perdonado a la familia una cantidad millonaria en euros por ser quien  fue su padre. Por lo tanto cualquier condición de negociación pasaba por presentar un proyecto solvente y garantizado de crédito para pagar a los tomadores de pagarés. Puedo asegurar con rigor que D. José María vivió los últimos años con el desempeño esforzado de pagar las deudas adquiridas,  involuntariamente desinformado de la realidad con la emisión de pagarés.
 Afirmo, conocedor de que todo el mundo ignora lo sucedido en los últimos años de su vida, que el Sr. Ruiz-Mateos buscó Justicia y encontró la oportunidad después de entrevistarnos él, su hija Begoña y yo en calidad de portavoz y director de comunicaciones con D. Alberto Muñoz Fernández, director de presidencia del Banco Popular y mano derecha de D. Ángel Ron. Probablemente aquella reunión significó el principio del fin del Banco Popular,  aunque en apariencia no pasaba de ser un trance en el anecdotario de la Dirección.  Unas conversaciones muy tensas por cuanto el Director de Presidencia admitió que en un pasado el Banco Popular se lucró de las entidades financieras del Sr. Ruiz-Mateos, sí,  pero que aquellos tiempos de confusión jurídica e histórica no tuvieron consecuencias legales. En vista de lo cual y sin considerar el lucro irregular resultado del engaño que denunció siempre el empresario contra Valls Taberner, se instaba a presentar un plan de viabilidad con suficiente solvencia como para garantizar un préstamo dirigido al pago de los Inversores de Nueva Rumasa.
  Después de hablar el empresario me dirigí al Director de Presidencia y le inquirí sobre lo que había afirmado de ser conocedor de los entresijos sobre la expropiación y el lucrativo negocio que supuso el reparto de las 23 entidades financieras para el Banco Popular y las 1.000 sucursales. Al responderme que sí pero que estábamos tratando una cuestión ajena que era una operación de crédito para pagar a los Inversores de Nueva Rumasa, le respondí con severidad que dada la insensibilidad, la hipocresía y las consecuencias derivadas de esos asuntos turbios generados con el expolio del Sr. Ruiz-Mateos y siendo yo estudioso de aquellos acontecimientos clasificando documentos y cartas personales del empresario, me disponía a hacer pública toda esa documentación en un libro que desenmascararía, por añadidura,  la aparente integridad del banco;  y que siendo así de resolutiva y penosa la verdad hasta Valls Taberner se iba a revolver en la tumba.
  No esperándose esa declaración que repuse con indignación, el Director de Presidencia arguyó que entraba en un terreno pantanoso que podría interpretarse como un chantaje. Resueltamente golpeé la mesa y repuse: ¿Chantaje o Justicia?
  D. José María que estaba a mi izquierda, de inmediato apaciguó la situación tomando la palabra. Al salir de la reunión y una vez entrados los tres en el coche de Begoña para regresar, D. José María exclamó exultante que yo había estado genial, sensacional, inmejorable en la reivindicación de sus derechos ante el banco, uno de los siete grandes,  que lo expolió tal cual se repartieron los jirones de la túnica de Cristo.
  El Sr. Ruiz-Mateos no necesitaba un portavoz afable y condescendiente, sino un duro batallador por sus derechos contra la injusticia. Un papel que asumí pública y privadamente-muchos no me guardarán un recuerdo agradable-a mi pesar,  obligado por las circunstancias o el destino que nos unió, como así me decía él.
  La siguiente reunión acordada fue menos tensa pero les incomodaba a los directivos que sacara a relucir la doblez moral que se había mostrado. En consecuencia pidieron a Begoña que yo no acudiera más a las citas. Así nos planificamos otras D. José María y yo con presidencias en otros bancos que en el pasado aprovecharon la coyuntura de la expropiación; incluido un acercamiento a Emilio Botín intentando procurar una posición que le aviniera a negociar  después de cerrar el grifo crediticio del Banco de Santander al Grupo Nueva Rumasa.
  Todo acto tiene consecuencias y en el caso del Banco Popular estas se han manifestado tras la impronta histórica de una injusticia, cuya siembra ha generado la tempestad de la quiebra; sobre todo contra los desavisados y traicionados accionistas que han sido engañados con vileza tras la aparente cortina de la legalidad. La historia se repite.
(Continuará entrevista)