GUARRADA

guarrada. (De guarro1). 1. f. Porquería, suciedad, inmundicia. 2. f. Acción sucia e indecente. 3. f. coloq. Mala pasada. Real Academia Española

martes, 15 de mayo de 2018

Quim Torra: la huida hacia adelante con un descerebrado radical. Artículo para Rambla Libre



Ignacio Fernández Candela.

No son declaraciones equilibradas las de este teórico del racismo más atolondrado y por ende más peligroso. ¿Está en sus cabales alguien que se expresa de este modo sobre los españoles?: “bestias carroñeras con forma humana“. No. Y es candidato a una investidura de sainete.
Si no es un descerebrado algún tipo de dolencia mental debe de poseer este Torra con un pensamiento tan radicalizado más allá del concepto político al uso, incluso con  la desastrosa situación de suspense en que se encuentra sometida Cataluña. Pero no debería sorprender que Puigdemont tome como títere a un abnegado independentista en la línea del bufón Cucurull, el del discurso disperso y ajeno a toda vergüenza, para investirlo como Presidente de la Generalidad en lo que se sospecha un paso agigantado de radicalización con el objetivo de un enfrentamiento abierto y nada disimulado que es una huida hacia delante con el extremismo exacerbado como bandera.

Quim Torra es un suplente de banquillo que esperaba su oportunidad en tanto el equipo titular sucumbía en la mala jugada del secesionismo que acabó con la cúpula encarcelada o en el exilio. Algunos lo tratan de intelectual pero no es en la palabra donde trasciende la virtud del intelecto sino en la actitud de fondo que la inspira. El odio chabacano, infantiloide, ridículo y esperpéntico de este mediocre reserva del independentismo es justo lo que se necesita en una situación desesperada de cuantos pretenden conculcar la ley y sobrepasar el orden que la hace posible. Un orden social soliviantado y levantisco que pase de la sugerencia a la acción sin ambages, buscando no ya la provocación que no ha engañado a nadie convirtiéndola en falsario victimismo, sino el impulso violento y justificado con una llamada abierta a la confrontación.
El destino de Quim Torra estaba escrito cuando el secesionismo evitó que se quedara a vivir debajo de un puente en lo personal, para afiliarse sin condiciones al oportunismo político que lo ha mantenido. Ahora le toca agradecer los generosos servicios prestados a su condición personal asumiendo el papel un rol de kamikace complacido, dando rienda suelta a su rencor exacerbado digno de análisis psiquiátrico; así tenga noción de un retorno a la realidad después de salir con las ganas de perdedor para ser sacrificado por una causa perdida. Es el tonto útil de Puigdemont para una nueva etapa de emergencia con huida hacia delante pase lo que pase. Buena señal si recurren a algo así como última carta para jugar esta trampa de juego autonómico. Solo falta un árbitro que los deje fuera de juego, definitivamente.
Quizá ese regreso a la realidad pueda reflexionarlo en la cárcel este Torra que busca sin ambages engrosar la lista de enjuiciados de cuantos protagonistas del procés antes no lo tuvieron en consideración. Escenifica fielmente la imagen de un perdedor con los colmillos afilados. La excusa perfecta para un Gobierno demasiado permisivo que debe aplicar con resolución el Artículo 155 antes de que recurran estos a Mazinger Z para echar los puños fuera.
 Infantiloides, resentidos y consentidos. Ya basta.

domingo, 13 de mayo de 2018

Amaia y Alfred: Una buena actuación final que deslucieron fuera del escenario-Artículo en Rambla LIbre




Ignacio Fernández Candela.

  No puedo desdecirme sobre la indignación que han provocado con el sutil desprecio de un sectarismo que no dudaron en publicitar representando a la España que ofendían, pero una vez vista la actuación-minutos después de terminarla-sí mencionaré un mérito para actuar bajo presión con lo que es una escenificación musical notable y carismática. Antes no iba a decirlo con el parecer indignado, pero lo cierto es que la composición musical es de afortunada inspiración. Cuestión aparte es la idoneidad para un evento de estas características musicales y de escenografía.
   
En el escenario de Altice Arena en Lisboa, Amaia y Alfred han acertado desde la templanza de la profesionalidad, lo que habían errado grotescamente en sensibilidad y respeto por el país y los millones de ciudadanos que representan en Eurovisión 2018. Es lamentable  que hayan ahondado en la bravata y desvirtuado la esencia de un Festival que han usado de ariete para restar ellos mismos trascendencia a la función artística: la que amerita una canción con  singularidad autosuficiente para advertirla de calidad, en lo que podía haber sido una representación motivada con toda España volcada esta noche en el apoyo.
Las votaciones tampoco acompañaron en lo que significa un fracaso, uno más,  de Josep María Mainat y su criterio de selección musical. Cosecha que es resultado de una siembra torcida. Triste es que un acontecimiento que genera entusiasmo y solidaridad, haya sido el instrumento para la escisión  y la ofensa absurda y gratuita; con lo modoso y digno que parece el dúo actuando.

sábado, 12 de mayo de 2018

Eurovisión 2018: España no apuesta por Amaia y Alfred. Perdedores al escenario- Artículo en Rambla Libre

Amaia y Alfred, en Lisboa. /Foto: lavanguardia.com.
Ignacio Fernández Candela.
Los representantes de Eurovisión 2018 ostentan, antes de concursar en el Festival, el récord singular y poco digno de que una gran parte de España desee el fracaso después de renunciar a darles apoyo o solidarizarse para motivar una victoria. Lo contrario había sido durante décadas en aquel otrora país más amable y con identidad definida, llevado del consenso y de la conjunción de objetivos incluso en el ocio, cuando Eurovisión arremolinaba a las familias frente al televisor para alentar a los artistas.
Me satisfaría encontrar una atenuante, un atisbo de justificación e incluso un artificio de pretexto, aunque fuese forzado hasta lo benevolente, para excusarlos y aclarar el borrón que ha caracterizado el preámbulo del Festival. No hay modo.
Hoy en día Amaia y Alfred son reflejo de una sociedad desnortada, egoísta, estulta, con instinto suicida y el mal gusto como bandera, la que no merecen ellos enarbolar no en la victoria, imposible, sino también en la derrota segura y tristemente deseada que tantos españoles esperan como escarmiento y vergüenza después de pavonearse el dúo con desagradecimiento, displicencia y falta de respeto al conjunto español por el que tuvieron la oportunidad de optar al éxito.
Un éxito atropellado y malogrado por la injerencia de la necedad personal que ha eclipsado los méritos artísticos cuando tampoco convencen los del escenario, salvo a los fanáticos del marketing orquestado para encumbrar la mediocridad.
Los perdedores de la empatía con su país subirán al escenario de la indignidad, cuando han mostrado lo peor de sí mismos en una carrera incipiente y echada a perder antes de comenzarla.
España no está con ellos. Los ciudadanos de bien no merecen estas ofensas gratuitas y existe un hartazgo en las paciencias. Son fracasados del escenario: al margen de que actúen mejor o peor ya han cosechado una rotunda y desafinada derrota.

viernes, 11 de mayo de 2018

La gorrinada de Luis María Anson- Artículo en Rambla Libre



La gorrinada de Luis María Anson

Ignacio Fernández Candela.
Los sueños son raros pero esclarecedores. Ya relaté aquel en que Anson se travestía y Vila era empalado para acabar la extraña ensoñación con un perro que diligentemente recogía las cagadas, con perdón, junto al medallero honorífico del académico.
Ayer soñé que un cerdo bastante glotón, sonrosado como la tez de un Gargantúa estreñido, acompañaba la solemnidad de Luis María allá por donde iba. Nadie lo advertía y se hacía un lío entre las piernas del egregio periodista que ya de por sí tropezaba consigo mismo, a cuenta de una barriga prominente que entorpecía su marcha hacia los atriles de las conferencias moralizantes. Él mismo, sí, el Príncipe de Asturias a pulso merecido-quizá de otros que lo sostuvieron-; mérito supuesto a pesar de sus erráticos comportamientos personales. Y no sé cuántos más trofeos que caben en su soberbio, rechoncho y henchido orgullo, amplio como su cuerpo convenido de colesterol malo. Esos chuletones de todos los días minan la salud que no la cartera de la que ahorra dinero sin pagar el trabajo. Pillín el moralizador nos ha salido. Peor es Vila: un compendio de cara y dureza, acaso del alma. Algunos me dicen que ese lleva la maldad en la mirada. Y el infierno, añado.
El cerdo lo acompañaba sin que nadie lo advirtiera pero disimulaba el excelente, excelentísimo le queda grande en mi sueño y la realidad,-como si no fuera la pocilga con él. En una de estas idas y venidas-creo que reconocí el edificio de la Fundación Ortega y Gasset-Gregorio Marañón por la pestilencia a rancia hipocresía que me costaba soportar en ese momento del sueño-, cuál fue la sorpresa cuando de repente vi  al cerdo subiendo solemnemente a dar la conferencia, en tanto el académico se quedaba rasando el suelo como si hociqueara. Acaso rastreaba no se sabe qué premio al que sumar a los muchos acumulados-vanidad de vanidades y solo vanidad-durante su ostentosa y especulativa, a partes iguales, existencia.
Recuerdo bien antes de despertar que el animal pronunció una conferencia paradigmática y hasta parecía sincero en el discurso. Al poco desperté con la duda de quién había pronunciado ese discurso y quién rastreado el piso sin que ninguno de los presentes en el salón se diera cuenta del cambiazo. Igual, en fin, en el extraño sentido de un sueño así no había diferencia.
Luego leí su artículo en El Imparcial, donde en la poltrona presidencial aparenta ser lo que no es, como Vila, y me pareció oler a cerdada, a hipocresía rancia como la expedida mientras soñaba con la Fundación Ortega-Marañón; la misma que se quedó decenas numerosas de recortes originales de El Sol desde 1918 hasta los años de la Guerra Civil, un tesoro, periódico donde escribía sus columnas Ortega y Gasset. Se apropiaron de lo mío además de no pagarme por un intenso trabajo. Para más inri, Joaquín Vila, el periodista con cara de gangster de tebeo, ejerció  un matonismo acostumbrado -pregunten a Enrique de Diego-, cobardemente, tras la mesa de su despacho al que tiene atornillado el culo por méritos que van más allá de una profesionalidad dudosa, según muchos colegas periodísticos.
El sueño me indicaba algo y al poco leí estas hipocresías tremendas que el Anson pasa por buenas, permisivas, redundantes con su esencia profesional tan bien disimulada ya que la personal chirría o gruñe; al menos cuando yo sueño.
 Más tarde, sin saber si la conciencia me dictaba la segunda parte de un sueño en el que poder dirigirme a Anson, escondido en su despacho desde donde me leía mis centenares de artículos que le he dedicado, era yo quien le hablaba con altavoz de modo que mi voz le sanara una presumible sordera ante la demanda de justicia elemental. Creo recordar que fue así:
Luis María, Anson, majeteque nos conocemos. Se te ve el plumero y si te descuidas con esos andares de ganso hasta se te ve el culete.  Traqueteas como una máquina rota y los pantalones se te remachan cada mañana porque no cabes en tu cuerpo de tonel, de tan ricas viandas que te ventilas sin pagar a quien te las provee. ¿Dónde está lo mío sin abonar-90 artículos posicionados en primeros lugares de internet- y la disculpa por el puerco comportamiento de El Imparcial, tan digno digital, venga ya,  contra mi persona?
 Anda que si te hubieran tratado tan mezquinamente en tu trabajo, no de correveidile sino la tapadera periodística, como tú tratas a quien explotas, … Que se lo pregunten a Luca de Tena que en paz descansa lejos del tufo de la traición que otros en vida todavía, por poco tiempo, expelen. Cualquier día en un paso se te caen los pantalones a los tobillos de tanto que bamboleas tu orondo cuerpo y achicas las arterias; no sé cómo estarás absorbido de mala sangre. Algo ridículo en tan gimnástico adulador que como un contorsionista de circo te adaptas a la audiencia con tu verborreico, perdón, ditirámbico verbo para encandilar al personal. Bien sabes de la treta de la arana para llevarte al huerto al género femenino que dicen las malas lenguas, serán, te entusiasmaba desde tu poltrona de superioridad machista. ¿Por qué fuiste jurado de concursos de belleza? Solo Dios lo sabe.
Siendo tú moroso que no pagas el trabajo bien hecho, mío, ¿te atreves a hablar de equiparación de sueldos entre hombre y mujer, para poner el grito en el cielo con tan injusta afrenta durante el discurso en el Club femenino de las 25? Pelota, o más bien peloto; en todo caso un mentiroso compulsivo que vas de niño bueno, ya ves con ochenta y tantos, cuando has sido tan miserablemente travieso. Hipócrita, ¿si no pagas ni al masculino vas a pagar en femenino? Explotador sin honestidad, ¿dónde está tu conciencia?, que te crees que los demás trabajan por tu cara ajada  o la dura de Vila, el abusador evanescente cuando delira entre aromas de una afición tan consabida y etérea.
Y mira que me acuerdo de lo hipócrita de tu condición de mala baba, de palabra desperdiciada, de saltimbanqui del separatismo nombrando a Pujol español del año, y de tu cinismo recalcitrante, pura bazofia discursiva, encumbrado por no se sabe qué méritos cuajados en el despacho de las especulaciones. Méritos ¿Los habrá verdaderos? Lo dudo con la moral que me has mostrado y la poca dignidad del abuso que estilas. Tú, bien nacido, ¿hablas de igualdad de sueldos cuando eres mal pagador y aprovechado que obvias las injusticias esenciales que cometes para erigirte en juez supremo de la equiparación salarial? Cinismo es poco, lo tuyo es aberración. Joé con el Anson.
Hay que ser lerdo de espíritu, o malintencionado, o una mezcla de lo uno  y de lo otro. Con una dosis de ruindad que tan magníficamente secunda tu don nadie Vila, del que se sabe de sus correrías tan poco decorosas y tan bien camufladas tras la dirección de tu periódico que te atiborra la tripa de banquetazos a base de explotar, miserablemente, a quien te rindió beneficio.
De qué vas Anson si has perdido la credibilidad elemental que es la honra de tu persona más allá del artificio hecho a medida de tu fama de moralista. ¿Dónde te dejaste la honestidad y la conciencia equilibrada, mal pagador de trabajo ajeno que bien te pagan el tuyo para vivir a la sombra de una fama de prohombre que dudo merezcas?
 Déjate de pamplinas y sé honesto. Las cuentas que rindas cuando te vayas no engañan”.
 Y desperté.

miércoles, 2 de mayo de 2018

La manada de la demagogia o Catalá, el ministro que ataca a la independencia judicial-Artículo en Rambla Libre


Protestas ante la Audiencia de Pamplona.
http://ramblalibre.com/2018/04/30/la-manada-de-la-demagogia-o-catala-el-ministro-que-ataca-a-la-independencia-judicial/
Ignacio Fernández Candela.
No me refiero a la encarcelada después de que una denuncia pusiera fin a la andanzas de esta Manada de descerebrados, abusadores con intención reiterada, pringados de vida acelerada que han sucumbido con lo que seguramente haya sido una denuncia inexacta o falseada, como puede colegirse al leer la sentencia que los priva de libertad durante nueve años. Después de una exhaustiva valoración de las pruebas visuales y declaraciones de las partes y cotejarlas en busca de la verdad de lo sucedido en los Sanfermines de 2016, ningún juez pudo advertir violencia aludiendo, por el contrario, a la posible actitud de consentimiento o aprobación más que al sometimiento por temor. En ello redundó el polémico magistrado, Ricardo Javier González, que ha pedido la absolución de los cinco encausados, por apreciar que la supuesta violación en realidad fue un acto participativo y consensuado.
 De no percibirse agresión tampoco podía quedar en evidencia un posible delito de falsa denuncia que era lo que se deducía con la exoneración de los investigados. ¿Cómo iba a quedar en evidencia la víctima y además enfrentada a la sospecha de un delito de falsa denuncia si los declaraban inocentes? A propósito de ello surge obligadamente la idea del prevalimiento, acaso como única salida para enjuiciar unos hechos observados con lupa y con una condena previa y esperada del pueblo expectante, espoleado por los medios de comunicación.
 El prevalimiento condena un abuso continuado que no una agresión sexual. Probablemente tras esta decisión no solo esté la libre interpretación de lo juzgado, sino también la evidencia de las pruebas cuando los que han visualizado las imágenes sí pueden poseer un conocimiento de causa del que los demás carecemos. Sin saber el contenido de los vídeos, miles de mujeres expresan su indignado inconformismo contra la sentencia y es algo muy coherente, dado el sentido común y vital que conlleva el enjuiciamiento de los que son considerados violadores porque la misma condición de manada ya los retrata sin paliativos. Ellos se lo han buscado y podría ser que estén cosechando lo que hasta entonces había sido un comportamiento execrable e impune, como demuestra la grabación de abuso con una chica drogada en Pozoblanco. ¿Cuánto más hubo en los aquelarres de borrachera y drogadicción de estos degenerados? Indignación pública, toda. Completamente lógico y hasta encomiable esta  manifestación que refuerza los derechos de la Mujer frente a estos criminales atropellos.
 Cuestión aparte son los demagogos que pretenden sacar tajada con esa condición hipócrita que no pasa ya inadvertida.
 Son muchos años en España los transcurridos desde que la bestia de la demagogia no descansa. Un concepto de estafa social y política que por su hipócrita naturaleza y engañosa sutileza no está penada por ley. De ser así hasta el ministro Rafael Catalá, tan dado a contentar la injusticia vulnerando la independencia del poder judicial, como pésimo representante del ejecutivo también sería juzgado.  Si piden su dimisión en bloque por denigrar a un juez, es por haberse plegado a la presión y traspasar la línea de la independencia judicial.  Cuánto más los que con el continuado uso de ella vierten la mentira en provecho de intereses espurios de la política, con el fin de tiranizar el fervor popular de la indignación.  Justificado o no, la demagogia encuentra en la desestabilización el modo más eficaz de conseguir con el tumulto lo que no se consigue por las urnas. Su práctica es sistemática y lo que menos importa es el objeto de la protesta tumultuosa, siendo lo importante el desequilibrio que causa a la credibilidad institucional.
Con el caso de La Manada, una repulsiva pandilla de prepotentes machos que ha encontrado la horma de su zapato en  un juicio público paralelo, toda vez que los hechos juzgados no fueron merecedores de condena por una agresión sexual, el proceso demagógico se ha hecho patente en aquellos que rechazaban la prisión permanente revisable en el Congreso y con vileza abandonaban sus escaños durante el homenaje a los padres de la víctimas.
 La evidencia es demagógica cuando los medios de comunicación silencian y no se protesta en las calles por las reiteradas denuncias de violación, estás sí con visos de desgarradora veracidad, contra argelinos que en tropa de manada carroñera secuestran y fuerzan durante veinticuatro horas a tres adolescentes entre trece y quince años. La demagogia que sigue el patrón impuesto de la manipulación sobre la inmigración descontrolada, la defensa del derecho de los asesinos frente a las víctimas; el aborto indiscriminado o la persecución sistemática de cuantos no comulgan con la corriente feminazi que busca la condena del hombre con el ocultamiento de un genocidio del varón y la familia, a cuenta de un negocio despiadado sobre la tesis incierta y manipulada de la Violencia de Género.
 Por no hablar de la perseguida deshonestidad de una Cristina Cifuentes que tal vez ha encontrado una fosa propia después de cavar la de sus adversarios de partido, como sugería el no menos sospechosos de falta de honra Francisco Granados. Lo que lleva a preguntar quién cavará la de la corrupta Susana Díaz, responsable directa de que más de treinta mil familias en Andalucía hayan sido violadas en sus derechos y arruinadas con el agresor y desalmado Impuesto de Sucesiones.
 Demagogia inmunda practicada siempre por una chusma política sin moral, carente de conciencia, ni decencia, manipulación sin entrañas que sigue campando a sus anchas fingiendo la honorabilidad que han extraviado tras sus inveraces discursos de la justicia social.
 La sentencia de la Manada cobra una gran importancia en cuanto al acierto o no de la condena, por ese impulso demagógico que ya está perpetrando la radicalidad, sugiriendo un proyecto de ley por el que las mujeres, por su condición femenina, posean un principio de veracidad en la denuncia ante cualquier sospecha, justificada o no, de agresión y abuso.
 Seamos realistas. Dado que como en todo género y “génera, existen mujeres maravillosas y otras que son unas auténticas hijas de Satanás-tal cual sucede con los varones, que de todo hay en la viña del Señor-, no sería conveniente dar ventajas a las manipuladoras sin escrúpulos que pululan por el solar patrio. ¿Una detención y condena previa por solo recibir una denuncia con principio de veracidad para tanta gentuza que anda suelta? Una degeneración más de los manipuladores que cumplirían con la agenda de la Ley de Violencia de Género, el gran podrido negocio de alguna mafia judicial, extrapolado a los acontecimientos cotidianos que multiplicarían por millones las expectativas de beneficio pecuniario y destrucción de cualquier persona a la que quieran despedazar su existencia con una falsa denuncia.
 Majaderías que si no fueran por el fondo abyecto que las inspiran serían dignas de diagnosticar en los antiguos manicomios, donde muchos politicastros deberían ser tratados de estulticia y mezquindad. Pero la demagogia es la manifestación de una enfermedad del alma, no hay tratamiento,  y contra ella solo cabe el sentido común de la prudencia. Por eso es importante saber la verdad y no ser usados involuntariamente para el abyecto provecho de los que pretenden un mal colectivo para lucrarse y empoderarse con él.

1 de Mayo de 2018: el desfile sindical de la vergüenza ajena-Artículo en Rambla Libre


Ignacio Fernández Candela.
Los principales sindicatos han perdido fuelle y extraviado la credibilidad, a fuer de protagonizar corruptelas y demostrarse que conforman un chiringuito de favorecidos dejando al margen la razón de ser en defensa de los derechos del trabajador.
 Recogen la siembra de estos años pasados que los han dejado en evidencia, a falta de sentarse en el banquillo para juzgar las tropelías. Y aun se justifican cuando se les acusa de haber robado a manos llenas en Andalucía, sobre todo. Cuando con Zapatero se daba por hecho que el saqueo estaba legalizado por el apoyo impune de un poder corrupto surgían declaraciones como las emitidas, sin atisbo de vergüenza,  por parte de un líder de UGT:”No somos hermanitas de la caridad”.
 A estas alturas seguro que hay sindicalistas dignos de encomio, pero pocos habrán en las filas de quienes lideran una mafia en toda regla por su funcionalidad basada en la coacción social. Al saco roto del sindicalismo español siempre le queda el recurso de soliviantar a la sociedad, al descubrirse los chanchullos multimillonarios y múltiples engañifas con las que se han pertrechado delictivamente.
 Cuando se les coge con las manos en la masa, prontos están para reverdecer las campañas de la derecha contra el sindicalismo. Ni se imaginan estos vividores lo hartos que están los españoles de sus pretextos cuando, simple y llanamente, bien saben que tratan con sinvergüenzas que al margen de  las siglas serían  delincuentes sin escudarse bajo ninguna organización. En todo caso esas siglas deberían suponer mayor el delito, estando de acuerdo todos los que participan en él: como menos con actitudes de organización criminal.
 No eran monjas caritativas, decía el ugetista justificando irregularidades de los cursos de formación. En pocas palabras quedó retratada la actividad ilícita de quienes, de vivir sólo de los afiliados, deberían haber sido las hermanitas de la caridad en defensa de los derechos de los Trabajadores. La chulería, la disposición al enriquecimiento basado en la explotación instrumental de las dantescas condiciones del empleo en España, convirtieron a estas monjitas sin hábito- así se pretendían en apariencia mientras saqueaban a diestro y siniestro ayudando a destrozar el tejido empresarial en España- en depredadores sin escrúpulos y en sacos rotos por donde la riqueza del país se fue colando con mil y una estratagemas encubiertas por el PSOE zapaterista; un gobierno que usaba a los sindicatos como esbirros del miedo para imponer las criminales políticas económicas que terminaron llevándonos a la ruina… En tanto UGT y CCOO se acostumbraron a vivir de la sopa boba por corruptelas que en Andalucía poseían un feudo propio, avalado por treinta años de hermetismo y confabulación socialista bajo el mandato de la Junta.
Qué lejos quedan estos personajes que desfilaron el 1 de Mayo, Día del Trabajador-representados por vivales de baja estofa, políticos profesionalizados y sindicalistas liberados- de aquellos añorados Nicolás Redondo y Marcelino Camacho, adalides verdaderos de los derechos de los Trabajadores y que contribuyeron a la justicia social que luego otros usaron como pretexto para el enriquecimiento, aplastando lo luchado lícitamente desde la Transición.
No es pues extraño que se manifiesten con el alma roída por el desempeño de las codicias inspiradas todo este tiempo. No son hermanitas de la caridad, no, ni tampoco han pretendido ser sindicalistas honrados al montarse un chiringuito de favoritismos que han lucrado a unos pocos a costa de la ruina de todos.
Piden dinero con prepotencia e ignoran que los trabajadores no los tragan.  A lo mejor se acaba esa inercia de despotismo cuando, abriendo el frasco de las esencias de la defensa del trabajador, se destape la hediondez pútrida de unos parásitos que se enriquecieron cuando todo un país caía en desgracia, con ayuda de de liberados, organizados en piquetes coactivos,  que quizá más justo sería denominarlos en el futuro como condenados. Los ERE y los cursos de formación apuntan directamente a la yugular de los beneficiados.
Monjas no serán, ni caritativos, pero honrados tampoco y ellos mismos se retratan cuando pretenden defenderse de la inexorable acción judicial arguyendo que son lo que son y están para lo que están; sin disimulo.
 Alguna vez tanta pestilencia tenía que llamar la atención en algún tribunal y en Andalucía ya no hay manos para tapar narices por mucho que hayan destituido a la Juez Mercedes Alaya. Tanta putrefacción hiede por mucho que intenten ventilar el hedor en las calles.