GUARRADA

guarrada. (De guarro1). 1. f. Porquería, suciedad, inmundicia. 2. f. Acción sucia e indecente. 3. f. coloq. Mala pasada. Real Academia Española

miércoles, 2 de mayo de 2018

1 de Mayo de 2018: el desfile sindical de la vergüenza ajena-Artículo en Rambla Libre


Ignacio Fernández Candela.
Los principales sindicatos han perdido fuelle y extraviado la credibilidad, a fuer de protagonizar corruptelas y demostrarse que conforman un chiringuito de favorecidos dejando al margen la razón de ser en defensa de los derechos del trabajador.
 Recogen la siembra de estos años pasados que los han dejado en evidencia, a falta de sentarse en el banquillo para juzgar las tropelías. Y aun se justifican cuando se les acusa de haber robado a manos llenas en Andalucía, sobre todo. Cuando con Zapatero se daba por hecho que el saqueo estaba legalizado por el apoyo impune de un poder corrupto surgían declaraciones como las emitidas, sin atisbo de vergüenza,  por parte de un líder de UGT:”No somos hermanitas de la caridad”.
 A estas alturas seguro que hay sindicalistas dignos de encomio, pero pocos habrán en las filas de quienes lideran una mafia en toda regla por su funcionalidad basada en la coacción social. Al saco roto del sindicalismo español siempre le queda el recurso de soliviantar a la sociedad, al descubrirse los chanchullos multimillonarios y múltiples engañifas con las que se han pertrechado delictivamente.
 Cuando se les coge con las manos en la masa, prontos están para reverdecer las campañas de la derecha contra el sindicalismo. Ni se imaginan estos vividores lo hartos que están los españoles de sus pretextos cuando, simple y llanamente, bien saben que tratan con sinvergüenzas que al margen de  las siglas serían  delincuentes sin escudarse bajo ninguna organización. En todo caso esas siglas deberían suponer mayor el delito, estando de acuerdo todos los que participan en él: como menos con actitudes de organización criminal.
 No eran monjas caritativas, decía el ugetista justificando irregularidades de los cursos de formación. En pocas palabras quedó retratada la actividad ilícita de quienes, de vivir sólo de los afiliados, deberían haber sido las hermanitas de la caridad en defensa de los derechos de los Trabajadores. La chulería, la disposición al enriquecimiento basado en la explotación instrumental de las dantescas condiciones del empleo en España, convirtieron a estas monjitas sin hábito- así se pretendían en apariencia mientras saqueaban a diestro y siniestro ayudando a destrozar el tejido empresarial en España- en depredadores sin escrúpulos y en sacos rotos por donde la riqueza del país se fue colando con mil y una estratagemas encubiertas por el PSOE zapaterista; un gobierno que usaba a los sindicatos como esbirros del miedo para imponer las criminales políticas económicas que terminaron llevándonos a la ruina… En tanto UGT y CCOO se acostumbraron a vivir de la sopa boba por corruptelas que en Andalucía poseían un feudo propio, avalado por treinta años de hermetismo y confabulación socialista bajo el mandato de la Junta.
Qué lejos quedan estos personajes que desfilaron el 1 de Mayo, Día del Trabajador-representados por vivales de baja estofa, políticos profesionalizados y sindicalistas liberados- de aquellos añorados Nicolás Redondo y Marcelino Camacho, adalides verdaderos de los derechos de los Trabajadores y que contribuyeron a la justicia social que luego otros usaron como pretexto para el enriquecimiento, aplastando lo luchado lícitamente desde la Transición.
No es pues extraño que se manifiesten con el alma roída por el desempeño de las codicias inspiradas todo este tiempo. No son hermanitas de la caridad, no, ni tampoco han pretendido ser sindicalistas honrados al montarse un chiringuito de favoritismos que han lucrado a unos pocos a costa de la ruina de todos.
Piden dinero con prepotencia e ignoran que los trabajadores no los tragan.  A lo mejor se acaba esa inercia de despotismo cuando, abriendo el frasco de las esencias de la defensa del trabajador, se destape la hediondez pútrida de unos parásitos que se enriquecieron cuando todo un país caía en desgracia, con ayuda de de liberados, organizados en piquetes coactivos,  que quizá más justo sería denominarlos en el futuro como condenados. Los ERE y los cursos de formación apuntan directamente a la yugular de los beneficiados.
Monjas no serán, ni caritativos, pero honrados tampoco y ellos mismos se retratan cuando pretenden defenderse de la inexorable acción judicial arguyendo que son lo que son y están para lo que están; sin disimulo.
 Alguna vez tanta pestilencia tenía que llamar la atención en algún tribunal y en Andalucía ya no hay manos para tapar narices por mucho que hayan destituido a la Juez Mercedes Alaya. Tanta putrefacción hiede por mucho que intenten ventilar el hedor en las calles.

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